Síndrome premenstrual
El síndrome premenstrual (SPM) lo podemos definir como el conjunto de síntomas físicos, psíquicos y emocionales que alteran, al menos de forma leve, la actividad cotidiana y las relaciones personales de las mujeres que lo padecen durante la fase lútea, o 2ª fase del ciclo menstrual, (esta fase abarca el periodo comprendido entra la ovulación y la menstruación, desapareciendo o aliviándose considerablemente durante la menstruación o al desaparecer esta).
El SPM afecta en los países desarrollados al 30-40% de las mujeres en edad reproductiva y al 20-32% de las mujeres premenopáusicas. Cuando el SPM cursa con predominio de síntomas afectivos e interfiere, de forma significativa con la vida social, laboral o de pareja se denomina “trastorno disfórico emocional” (TDE), y supone entre un 5-10% de los casos de SPM.
La prevalencia del SPM es difícil de estudiar dado la subjetividad de los síntomas y la falta de pruebas diagnóstica objetivas, que hacen difícil diferenciar este síndrome de los síntomas premenstruales aislados fisiológicos, no existiendo factores de riesgo personales, familiares, culturales o socioeconómicos claros establecidos. No obstante podemos relacionar este síndrome con una disminución de la calidad de vida, disminución del rendimiento laboral y aumento del consumo de recursos médicos, por lo que el SPM supone un problema de salud pública importante en los países desarrollados.
Causas
La etiología o causa del SPM aún permanece incierta hoy en día, existiendo varias teorías, siendo el origen multifactorial de este el más probable. Entre las distintas teorías podemos subrayar la disfunción neuroendocrina con la alteración del normal funcionamiento del eje hipotálamo hipofisario. La hipófisis es una pequeña glándula situada en la base del cerebro y que se encarga de regular la producción de hormonas en las glándulas suprarrenales y los ovarios, y que a su vez se encuentra regulada por una estructura cerebral llamada hipotálamo. Por otro lado existen factores medioambientales, nutricionales y genéticos que pueden condicionar la aparición y la gravedad de este síndrome.
Síntomas
- Síntomas físicos: destacan el dolor de cabeza, la mastodinia o dolor mamario y los dolores articulares y musculares.
- Síntomas neurovegetativos: se encuentran entre los que producen una perdida mayor de la calidad de vida de las pacientes, y entre ellos destaca el insomnio, la necesidad compulsiva de comer ciertos alimentos generalmente hipercalóricos, el cansancio y la disminución de la líbido.
- Síntomas del sistema nervioso: mareos, vértigos y temblores.
- Síntomas digestivos: nauseas o vómitos, diarrea, distensión abdominal.
- Síntomas hidroelectrolíticos: disminución de la cantidad de orina, edemas y retención de líquido.
- Síntomas dermatológicos: aumento de grasa en el pelo, acné.
Diagnóstico
El diagnostico del SPM se basa principalmente en la descripción de los síntomas que realiza la paciente, etiquetándolo como leve, moderado o severo según lo incapacitante que este sea. Estos síntomas se deben repetir al menos en dos ciclos consecutivos para poder realizar dicho diagnóstico.
Tratamientos
Entre los distintos tratamientos destacan:
- Anticonceptivos hormonales: habiéndose demostrado más eficaces aquellos que llevan como gestágeno la drospirenona, ya que el gestágeno disminuye la retención de líquido por su efecto antimineralcorticoide.
- Progesterona: no se ha podido demostrar su utilidad.
- Danazol: útil en casos severos, pero con efectos secundarios a nivel metabólico y circulatorio importantes. Solo debe usarse en periodos cortos de tiempo.
- Análogos de la GnRH: muchos efectos secundarios, por lo que su utilidad queda restringida a casos muy severos. Se puedan asociar a terapia hormonal para disminuir los efectos secundarios.
- Antidepresivos: se han demostrado útiles al aumentar los niveles de serotonina, incluso usándoles solo durante la segunda fase del ciclo.
- Por último una alimentación e hidratación adecuada, el ejercicio moderado y la abstinencia del consumo de alcohol pueden mejorar la sintomatología en estas pacientes.
En conclusión podemos decir que el SPM es un problema importante de salud en los países y que las mujeres que lo padecen experimentan una disminución importante de su calidad de vida, por lo que las recomendamos que acudan a su ginecólogo, ya que una vez establecido el diagnóstico con una adecuada historia clínica, podemos instaurar un tratamiento, que si no soluciona, al menos mitiga de forma importante los síntomas, mejorando sustancialmente la calidad de vida de las mismas.
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Considero que una niña educada es una mujer empoderada, nunca es muy temprano para enseñar a las niñas o a las jóvenes sobre lo que ocurre o ocurrirá en su cuerpo, así que las invito a seguirme, a opinar, a sugerir, a compartir.
Soy la Dra. Tannia Castro Fuentes, ginecóloga-obstetra con énfasis en ginecología infanto juvenil, también soy mamá y contar con los blogs de algunas madres compartiendo su información sobre distintos temas me ha dado herramientas para manejar diversas situaciones con mi hija, por lo que opino que el apoyo entre las madres y sobre todo entre las mujeres es crucial.
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